Por Daniel Muñoz y Nima Haghighatpour
Entrar en un hotel de Teherán hoy es como estar en un hotel de Milán durante el Salone del Mobile; Un trajín de hombres y mujeres de negocios, trajeados e impecables, corriendo de reunión en reunión.
La cultura Persa, con más de 2.000 años de antigüedad, siempre ha vivido inmersa entre la reafirmación de su propia cultura y la influencia de otros pueblos. La ubicación geográfica de Irán le ha permitido ser el lugar idóneo para comerciar entre Oriente y Occidente, pero también un lugar desde el que conocer y divulgar culturas diferentes. Equidistante entre Moscú, París y Mumbai, es un país difícil de descifrar. Existe una diferencia enorme entre lo que se piensa que es Irán desde Europa y Estados Unidos, y lo que se percibe una vez aterrizas allí, paseas por sus calles y comes sus riquísimos platos.
Teherán, con sus 16 millones de habitantes, es una ciudad vibrante, con un tráfico infernal y una contaminación que te quita varios años de salud en un solo día. Su población es muy joven y tiene una formación media bastante buena, aunque existen grandes diferencias sociales y económicas entre las áreas rurales y urbanas.
Existe una disociación entre la sociedad y la política. En la sociedad civil la religión tiene poco peso en el día a día, contrastando con la teocracia que gobierna, y la influencia que aún tiene el gobierno en la economía del país.
En los últimos años, hemos podido conocer muchas empresas iraníes y muchos clientes de diferentes ámbitos. Gracias a su alto nivel de cualificación y profesionalidad hemos encontrado muchas vías de comunicación y es relativamente sencillo establecer procedimientos con estándares internacionales de trabajo. Sin embargo, hemos podido constatar que se trata de un país muy proteccionista en el que comenzar negocios para un extranjero suele ser muy difícil.
Como en muchos países de la zona, contar con socios fuertes y solventes que apoyen la estrategia de implantación de la empresa es fundamental.
En el área de la arquitectura y la construcción, es difícil establecer estándares estéticos y técnicos comunes, aunque en este período de apertura que tenemos por delante parece que esto será cada vez más sencillo. No se puede olvidar que Irán, como le pasa a Inglaterra, Francia o España, ha sido un imperio, y tiene formas propias de interpretar su cultura, el arte y la belleza.
Existen en estos momentos proyectos que se ponen en marcha, pero la financiación es aún una incógnita ya que todavía es muy pronto para tener datos reales del fin del bloqueo.
Más información sobre Irán y los proyectos y eventos que estamos desarrollando en este país, en los siguientes enlaces:
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