La futura ampliación del espacio más importante dedicado a las artes escénicas en La Rioja se hizo una realidad más próxima con la publicación, hace unos meses, del concurso para el diseño del Teatro Nuevo Bretón en el centro de Logroño. El Teatro Bretón fue inaugurado en 1880. Ciento cuarenta años después, con la propuesta que os presentamos a continuación, hemos querido actualizar sus espacios escénicos para cumplir las necesidades actuales.
La localización de esta nueva infraestructura en la ciudad intramuros situaba la resolución formal de la fachada como una preocupación principal. La piedra, característica de los edificios históricos de Logroño, y las arquerías, tales como las que encontramos en las portadas de Santiago, de la Redonda o de San Bartolomé, fueron las dos soluciones que, combinadas, elegimos para dar lugar a una fachada idiosincrásica y, a la vez, respetuosa con el entorno.
Materialidad y orden formal articulan una propuesta contemporánea pero de líneas clasicistas que permite integrar la ampliación del teatro en la ciudad histórica.
Imaginamos una fachada donde ritmo y profundidad configuran el fondo de la escenografía urbana de este punto central de la ciudad. Organizada en tres cuerpos, los huecos se enmarcan por arcos abocinados de sillería de arenisca labrada. En cada hueco, los arcos forman secuencias en profundidad que generan un ritmo tridimensional.
Por otra parte, la variedad de las propuestas escénicas contemporáneas nos llevó a plantear una organización del programa que lograra generar tres nuevos espacios escénicos, cada uno con una identidad diferenciada.
La sala más importante y de mayor tamaño del teatro, la Sala Lejárraga, fue diseñada como una caja negra con aforo para 250 personas. Se proyectó dotada de gradas retráctiles, para permitir el máximo número de configuraciones escénicas. Toda la sala se localizó a la misma cota, para facilitar las operaciones logísticas del teatro. Se organizó como una caja limpia y simétrica, tecnificada, en la que es posible situar el escenario en cualquier configuración, ya sea a la italiana o en posición central.
En la cubierta, proyectamos una segunda sala multifuncional, la Sala León, con una terraza que permite las vistas a la ciudad. Más pequeña pero igualmente versátil, no sólo amplía el número de espacios programables sino que su situación en la azotea otorga a este espacio una identidad característica.
Pero el espacio más singular de la propuesta, el que permite una mayor vinculación con la ciudadanía, fue el planteado en el foyer del Nuevo Bretón. Se trata de la Sala Scaena. Abierta al contexto urbano, se pensó como un conector entre mundos. Se diseñó como un elemento de unión entre el escenario urbano, y las escenas del interior del teatro. Así, el lobby no sólo organiza las circulaciones, y se transparenta hacia la calle a través de un gran ventanal. Sino que esta gran cristalera es retráctil. Así se eliminó cualquier aire de elitismo, y se dispuso un espacio que permite programar formatos escénicos nuevos, como el microteatro, la performance, el teatro infantil o el teatro en la calle.
Antonio RM dice
Excelente adecuacion y modernizacion del teatro, se ve muy moderno.