Grandes voladizos y amplios ventanales, madera y hormigón, espacios comunes que propician el encuentro y aulas que pueden extenderse en el exterior. Este proyecto para el edificio de secundaria del Colegio Pablo Picasso, cerca de Salamanca, busca a través de la claridad y de los materiales en crudo generar un espacio amable y alegre del cual los alumnos puedan apropiarse.
El edificio ocupa la zona norte del solar. Para evitar la sombra arrojada que recibiría por otro de los edificios del colegio, se eleva una planta. Aparece así a cota cero un porche de 300 m2. Ofrece un espacio a los estudiantes para resguardarse los días de lluvia.
Al elevarse, la primera planta supera la sombra arrojada por esa otra construcción, y por las amplias ventanas de cada aula se abre a recibir los rayos del sol cada invierno. Unos amplios forjados en voladizo se suman en la fachada sur. Sombrean el interior de las aulas protegiendo el vidrio de la incidencia directa del sol en verano y con ello, mejorando la eficiencia energética del edificio.
Estos gestos tan sencillos –elevar, abrirse, extenderse– permiten que los alumnos que juegan tengan refugio, una iluminación generosa en invierno y mucha protección del calor en verano. Además dan a cada aula un espacio exterior orientado al sur donde expandirse.
Estos gestos aportan también su humilde pero característico aspecto al edificio. Dejamos los materiales a la vista. La madera y el hormigón transmiten claridad y permiten que los estudiantes puedan intervenir y crear su propio universo en su espacio de aprendizaje.
En el gran porche de planta baja se ubican el aula de música, que es más ruidosa, y la de plástica. Ambas pueden abrirse al exterior para poder hacer uso de éste y funcionar de forma polivalente.
Pasillos y escaleras se diseñan como parte de la experiencia educativa. No hay pasillos largos con clases a cada lado. Se crea, en cambio, un pasillo corto y un amplio núcleo de escaleras abierto y con doble altura para fomentar el encuentro. Esta zona de circulación da al norte generando un colchón térmico para las aulas y se ilumina con un lucernario que mejora la eficiencia energética y la calidad espacial.
La arquitectura es modular. La propuesta se enfoca en crear aulas rectangulares, versátiles y diáfanas que puedan ser utilizadas de manera interdisciplinar y multifuncional. La construcción se realiza en seco, y sus materiales vistos no evitan la calidez que proporciona la madera ni la contemporaneidad que traslada el hormigón.
Claridad, sencillez, orden, generosidad, luz, protección del calor y de la lluvia. A partir de decisiones responsables se crea un universo del que los estudiantes pueden participar, creando su propio lugar, aprendiendo y desarrollando vínculos emocionales y sociales.
El Colegio de secundaria Pablo Picasso se suma a otros de nuestros proyectos educativos como el Colegio de Infantil y primaria de Villimar, Burgos, y los prototipos educativos que hemos desarrollado en Kuwait en el marco del Plan Kuwait 2035.
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