Iglesia de la Ascensión

Desde el primer momento, nos dimos cuenta de que el diseño de la iglesia no era un ejercicio formal sino que tenía que abordar muchos aspectos sociales no tan vinculados a lo que es la representación de una iglesia. ¿Por qué? En primer lugar, porque la Iglesia ha pasado de ser una institución social de referencia a una institución anticuada y casi denostada, poco vinculada a los temas sociales. En segundo lugar, hay que tener en cuenta que es una zona residencial de reciente creación en la periferia de la ciudad de Sevilla, una zona de expansión de la ciudad con poca identidad de barrio y con altas tasas de población en riesgo de exclusión y marginalidad. De modo que planteamos en este proyecto la recuperación de la función social de la Iglesia. Esto exige una necesaria apertura de la institución a la comunidad, no solo de los grupos humanos que la componen, sino de sus espacios vacíos y construidos, que siempre han sido representativos de la comunidad en la que se radican.

¿Cómo hacerlo? Primero, dando respuesta a las necesidades sociales existentes en el vecindario, ya sean de índole económica, asistencial, de convivencia y acogida, familiares, etc. Se persigue que la parroquia sea ese punto de encuentro, un lugar que se abre a la población para escuchar y acoger. Después, la labor espiritual propia de la iglesia. Uno de los elementos principales de nuestro diseño es la portada de acceso, que invita a entrar al complejo parroquial y crea un espacio de acogida que se materializa en el gran patio central existente. Llevamos la iglesia hasta la calle, invitamos a acceder libremente al jardín que se adivina desde el exterior. Si bien la entrada principal es de un tamaño considerable para acentuar ese carácter de llamada e invitación hacia el interior, hacia la calle se busca la contención, con una escala más doméstica, más social y menos dogmática. De hecho, la simbología propia de una iglesia -la cruz, el campanario- queda en un segundo plano. Conceptualmente, desde el patio central, se despliega una alfombra de piedra que penetra en el cuerpo principal de la iglesia y genera un vaso que acoge a los fieles y, por otro lado, disponemos la cubierta plegada, con distintos niveles y aperturas para la entrada de luz, que estructurara los espacios en relación al culto.

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