Imitando a un antiguo barco varado, el edificio fue inicialmente diseñado como una experiencia comercial temática, sin embargo, el objetivo de AGi architects a la hora de afrontar la reforma del complejo, pasaba por neutralizar los elementos temáticos y trabajar tanto la claridad del espacio como la orientación en el mismo, mejorando así el comportamiento y recorrido de los consumidores. Se consigue uniformidad en todo el edificio a través de los materiales, los kioscos, la señalética y el mobiliario, mientras que las diferentes experiencias son remarcadas en los diferentes niveles, activando así el mall al completo y aumentando la experiencia comercial global. Más movimiento significa más ventas. El movimiento dentro de un centro comercial ha de ser fluido y libre de obstáculos. La estructura de barco y el mezzanine son elementos que potencian una vista gran angular del centro y transmiten sensación de poder al consumidor, pero para poder estimular la circulación en el edificio, es necesario ofrecer al cliente una variedad de elementos visuales que destaquen y contrasten.
La homogeneidad reduce estos contrastes y es importante focalizar la visión a través de diferentes ambientes y estados de ánimo, de forma que se utilizan los escaparates como aquellos elementos encargados de generar movimiento y actuar como elementos de fricción. Los kioscos están distribuidos a lo largo de todo el centro en función del tipo de producto que alojen. Su forma es diseñada de manera que posibilite fluidez en las circulaciones y no bloqueen las vistas, con sus esquinas redondeadas y tamaños estandarizados se permite una visión clara del conjunto y libertad en los movimientos.