En AGi architects hemos resultado ganadores del concurso para la nueva residencia y centro de día para personas mayores en Torrecilla en Cameros, en La Rioja. En este proyecto hemos trabajado intensamente para implementar las necesidades específicas de este programa y del lugar en que se ubicará.
Creemos que la arquitectura es un agente principal a la hora de crear bienestar social, psicológico y físico para sus habitantes, y por ello, hemos proyectado un edificio centrado en las personas, y en su sentido de pertenencia, autonomía y bienestar. Éstas son las siete estrategias clave que nos han permitido alcanzar estos objetivos.
1. Una arquitectura que minimiza su impacto en el paisaje
El lugar elegido para el nuevo edificio se sitúa en pendiente y orientado al sur. Por ello, en el proyecto la topografía ha sido determinante, dando lugar a la fragmentación del edificio para disminuir la escala global. Una conexión sencilla entre las distintas zonas del programa termina de dar forma a una organización en peine del conjunto.
Además, hemos elegido materiales acordes con el contexto, para integrar el edificio visualmente. La piedra, la cubierta vegetal, y los pabellones con tejados a dos aguas conectan con la tradición local.
De esta manera favorecemos la relación emocional de las personas con el edificio, que es respetuoso tanto con el contexto natural como con su memoria cultural.
2. Una arquitectura que introduce la naturaleza en el edificio
No solo se trata de integrar el edificio en el paisaje, sino de introducir el paisaje en el edificio, para mejorar la vida de quienes lo habitan. Por ello, una serie de jardines se colocan entre los distintos pabellones convirtiéndose en los lugares centrales de la vida diaria de la comunidad. Todos ellos tendrán un paisajismo protagonizado por plantas autóctonas de la sierra Cebollera.
3. Una arquitectura que favorece el bienestar social mediante espacios para la interacción
El espacio condiciona la manera en que vivimos y puede proporcionarnos oportunidades para vivir mejor. La sorpresa, el azar y la casualidad mejoran la calidad de vida, y por ello, hemos diseñado unos espacios que hagan posible la existencia de interacciones fortuitas entre las personas.
La escala es un factor determinante, y también la gradación entre lo privado y lo público, para que las interacciones se den y puedan persistir en el tiempo. Lo hemos tenido en cuenta en el diseño, proyectando espacios que generan distintos niveles de intimidad, como las galerías y los pequeños rincones que amplían en algunos puntos las zonas de tránsito. Así, el proyecto permite una relación cercana entre las personas residentes.
4. Una arquitectura que favorece el bienestar psicológico incrementando el poder de elección de sus habitantes
Las personas mayores otorgan gran valor a la conservación de su independencia y autonomía. A pesar de que muchas necesitan apoyo, tener control sobre algunos aspectos de dónde y cómo viven, y de cuándo y quién les brinda los cuidados, es significativo a la hora de sentir que tienen posibilidad de autodeterminación, y así, mejorar su bienestar.
En el diseño de este proyecto hemos considerado que cada habitación es una pequeña vivienda independiente. Dentro de ella se garantiza la privacidad de cada residente. Los balcones se han separado entre sí mediante cerramientos y las viviendas mantienen cierta flexibilidad en su disposición, admitiendo variaciones como el movimiento del mobiliario. Los espacios son amplios y abiertos y garantizan que las personas residentes puedan traer sus propios muebles.
5. Un arquitectura que favorece el bienestar psicológico a través de los materiales
El arraigo de la memoria y el sentido de pertenencia son factores que favorecen el bienestar a través de la conexión con la identidad personal. Planteamos un proyecto que recoja elementos de la arquitectura del lugar, familiar para las personas residentes, que en su mayoría serán locales. Basamentos en piedra o cubiertas a dos aguas proporcionan la sensación de habitar en consonancia con el lugar.
En el interior, queremos construir una residencia cálida y agradable, por ello, se elige la madera. Este material tiene un bajo impacto ambiental y muy buenas prestaciones térmicas, además de un aspecto alejado de la estética hospitalaria. El proyecto consigue ser, de esta manera, hogareño y sostenible.
6. Una arquitectura que favorece el bienestar físico a través de una mayor accesibilidad
Desde luego es un factor clave en cualquier diseño arquitectónico y con más razón aquí: los espacios deben ser accesibles para todas las personas. Deben ser también fáciles de reconocer y permitir una sencilla orientación dentro de ellos, y así hemos proyectado estos espacios. Hemos insistido en diseñar todos los jardines del complejo al mismo nivel que los espacios interiores que los rodean, para facilitar la transición entre ambos y que el uso de los jardines forme parte de la cotidianeidad del centro.
7. Una arquitectura que hace uso de recursos de acondicionamiento pasivos
Hemos proyectado un edificio que se orienta para obtener el máximo aprovechamiento solar. Orientadas a sur quedan las habitaciones de las personas residentes y aquellos espacios donde se permanece mucho tiempo, con ello no sólo beneficiando la eficiencia energética del edificio sino una experiencia del día a día más saludable y placentera.
Sobre la volumetría del edificio hemos proyectado elementos pasivos para el control y aprovechamiento solar, como voladizos que protegen de la radiación excesiva a los huecos orientados al sur. Sobre el basamento, el manto vegetal de la cubierta plana no sólo disminuye el impacto visual del edificio, sino que aportará un aislamiento adicional en verano que de nuevo permitirá el ahorro energético.
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