Continuamos con Pensar la escala, un horóscopo dedicado a edificios medianos y grandes. La escala es uno de los principales problemas del diseño arquitectónico y también una de sus grandes herramientas. Nos acercamos aquí a los mensajes internos y cuestiones de diseño, de otras seis magníficas obras de la arquitectura y a quienes las diseñaron, y jugamos a pensar cómo rigen los astros para configurar sus estrategias de proyecto.
Libra: Complejo Hikma en Dandaji (2018)
Las firmas dirigidas por la nigeriana Mariam Kamara (Atelier Masomi) y la iraní Yasaman Esmaili (Studio Chahar) colaboraron para convertir una antigua mezquita en una biblioteca y centro comunitario en la aldea rural de Dandaji, en Níger. El primer paso de este proyecto fue la rehabilitación constructiva del edificio. Se trata de una intervención sensible, contemporánea, consciente cultural y socialmente y sostenible. Libra es el signo de la armonía y de las relaciones. Se caracteriza por un deseo de estar en el mundo en colaboración con los demás, la búsqueda de balance y belleza. Así, el equilibrio, la inteligencia y el sentido de la justicia guían este proyecto. La escala se aborda desde una idea que, si bien no es espectacular, es imprescindible: anteponer el patrimonio cultural y la comunidad de personas que habitarán el espacio a cualquier otro deseo.
Escorpio: Bomarzo (1552)
Si los jardines italianos renacentistas se caracterizan por el orden, Bomarzo, el Parque de los Monstruos, es lo contrario. Su belleza procede de la tristeza del duelo. En 1552, el duque Pier Francesco Orsini, arrasado por la muerte de su mujer, Giulia Farnese, encargó al arquitecto Pirro Logorio una serie de gigantescas esculturas para configurar un jardín en los bosques de la provincia italiana de Viterbo. Estas se diseñaron como elementos fantásticos cargados de simbolismo. Con continuas referencias a la mitología, configuraron un recorrido que permitía “desahogar el alma”. A la muerte del duque Orsini el jardín fue abandonado y colmatado por el crecimiento de la naturaleza. En la segunda mitad del siglo XIX fue comprado por la familia Bettini, que lo abrió al público después de un trabajo de restauración. Este proyecto organiza la escala a través de la huída de la convención, los sentimientos y la construcción de una narrativa poderosísima articulada a través de lo fantástico. Así lo haría escorpio, coreando de esta manera un espacio de curación.
Sagitario: MASP (1968)
Sagitario es un signo optimista, positivo e idealista. Busca la libertad. Y quizás esa libertad es lo que reverbera en la gran plaza que el Museo de Arte de São Paulo libera bajo el gran prisma volado que da cuerpo al edificio. El propietario del terreno donó el solar al ayuntamiento con el compromiso de que jamás se construiría allí una obra que cancelase el panorama urbano. Lina Bo Bardi, junto al ingeniero José Carlos Figueiredo Ferraz, para resolver la ubicación del programa del museo, concibió un bloque subterráneo y uno elevado. Este último quedó suspendido a ocho metros gracias a cuatro grandes pilares entrelazados por dos gigantescas vigas de hormigón. Dieron lugar la mayor planta libre del mundo en la época. Y consolidaron la técnica del hormigón pretensado en Brasil. Una contundencia donde la escala se adquiere a través de una actitud directa, franca, aventurera y honesta, típica de sagitario, en un sentido estructural, funcional y estético.
Capricornio: El castillo de Kafka (1968)
Construido en 1968, este sorprendente edificio de vivienda colectiva fue uno de los primeros proyectos realizados por Taller de Arquitectura, el estudio co-fundado por Ricardo Bofill. Su construcción supuso una ruptura con cualquier tradición. Sin embargo, detrás de su impactante forma, hay un método cuidadosamente elaborado. Capricornio es ambicioso, tiene sentido de responsabilidad social y trabaja duro. Esto resuena en el castillo: una búsqueda de la excelencia a través de un trabajo de investigación y depuración elaborado con dedicación. El edificio toma el nombre de El castillo de Kafka, una novela inacabada donde la burocracia es llevada a su extremo. El edificio se compone de numerosas unidades estructurales con forma cúbica cuyo orden es dictado por ecuaciones. Una primera ecuación determina cuántos módulos conectan los núcleos de circulación. Otra, la altura de las espirales que se envuelven alrededor de los ejes. Cada apartamento se forma a través de la agrupación de múltiples cubos. Si bien la escala se resuelve aquí desde el sistema, el Castillo de Kafka resulta como un mágico juego visual y experiencial en el que perderse, como una novela cuya trama atrapa.
Acuario: estación de bomberos de Vitra (1993)
Lógico y pensado de una manera racional, aunque original y excéntrico; así podríamos describir este proyecto, uno de las primeras obras construidas de Zaha Hadid, pero también al signo de acuario. Aunque la arquitecta iraní comenzó su carrera a finales de la década de 1970, no sería hasta 1990 cuando sus trabajos se vieron convertidos en realidad. En la estación de bomberos los planos de hormigón se entrecruzan oblicuamente, y traducen los poderosos dibujos de Hadid al espacio. El edificio se refina hasta buscar una aparente simplicidad en búsqueda de la abstracción más pura. Se trata de la materialización de un concepto que ante todo se funda en el lenguaje. Acuario es un signo que muestra rebelión, independencia y una relación con lo intelectual. Un «movimiento congelado» es lo que transmite este edificio que avanza decidido las estéticas de la deconstrucción. Aquí, la escala se aborda desde un lenguaje basado en la abstracción, lo mental, y una culta ruptura del orden.
Piscis: Museo del Siglo 21 de Arte Contemporáneo (2004)
Piscis es amistoso, agradable y soñador. El Museo del Siglo 21 de Arte Contemporáneo de Kanazawa, en la costa occidental de Japón se plantea como un edificio circular que se relaciona de forma igual por todos sus lados. SANAA (Kazuyo Sejima y Ryue Nishizawa) pensó un espacio en el que las personas pudieran reunirse cuando quisieran, buscando transmitir disfrute. En el interior del museo, múltiples salas juegan a crear un espacio donde la jerarquía no tiene cabida. Cada una de estas habitaciones es diferente en cuestión de área, altura y nivel de opacidad. De esta manera, con una aproximación típica de piscis, artística y sensible, el edificio se organiza de forma aparentemente sencilla. Pero desafía la noción tradicional de recorrido en un museo para brindar libertad. La escala queda aquí resuelta con un gesto sencillo pero virtuoso. Un perímetro da unidad a la vez que genera igualdad respecto a la relación del edificio con todo su entorno.
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