La escalera es uno de los elementos arquitectónicos más ricos en cuanto a la cuestión formal, uno de los más complejos de resolver en lo geométrico, y uno de los más exigentes a nivel funcional. En la arquitectura de AGi architects suelen adquirir un papel importante, son una oportunidad de definir un tránsito especial entre plantas. La escalera se piensa como un espacio más allá de la mera función incluso en espacios domésticos como los de Nirvana Home o Secret House. Tensionada entre la resolución formal y la necesidad de funcionalidad, la escalera ha tenido distintos papeles a lo largo de la historia. Este texto propone visitar algunas escaleras históricas que, en Occidente, reflejan también para qué y cómo las entendían sus diseñadores y sus usuarios.
La función de la escalera gótica en espiral
Los arquitectos medievales tenían preferencia por las escaleras de caracol, como la mostrada arriba, una escalera del siglo XIV en el Castillo de Châteaudun dibujada por Viollet-Le-Duc. Estas escaleras ocupaban muy poco espacio, permitían colocar salidas o puertas en cualquier punto de su recorrido, se iluminaban con facilidad, y eran fáciles de ejecutar.
Las escaleras de caracol medievales más antiguas estaban formadas por un núcleo de piedra tallada, que daba forma a la estructura, rodeadas de una pared circular también de piedra, a modo de torre, y un “suelo” que ascendía en espiral, con forma de bóveda y construido con escombros, descansando en el núcleo y en la cara circular interna. Poco a poco se suprimieron estas bóvedas, ya que, a comienzos del siglo XIII, se empezó a construir con piedras más grandes. En el interior de los castillos, las escaleras de caracol se multiplicaron. Aparte de aquellas que llegaban a todos los pisos, empezaron a construirse otras en el espesor de los muros, comunicando entre sí solamente dos pisos, como apartamentos superpuestos.
Para un arquitecto medieval, la escalera era algo funcional, en ningún caso se pensaba como un elemento teatral en el interior de un palacio. Las grandes salas de los castillos estaban siempre situadas en la planta baja, así que las escaleras generalmente estaban destinadas solo a servir a los espacios privados.
Andrea Palladio y la introducción de la idea de comodidad
Los cuatro libros de la arquitectura, publicado por el arquitecto italiano Andrea Palladio en 1570, es un extenso tratado de elementos, normas y ejemplos arquitectónicos, profusamente ilustrado con dibujos del mismo Palladio.
Entre otros elementos arquitectónicos, el libro recoge diversos ejemplos de escaleras que, para el arquitecto de la provincia del Véneto, ya no son solamente un medio para subir o bajar en el edificio. La comodidad se convierte en un aspecto fundamental, y para ello, el ser humano se toma como referencia escalar. La escalera se vuelve menos empinada y profunda. El arquitecto sigue manteniendo las escaleras encerradas entre paredes, no establecen conexiones visuales con los espacios habitables: son un compartimento más entre los otros compartimentos de la arquitectura.
La escalera como escultura en la escalinata de la Biblioteca Laurenciana
La propuesta de Miguel Ángel para el encargo que le había hecho el papa Médicis Clemente VII, la Biblioteca Laurenciana, destinada a conservar los valiosos códices de la familia Médicis, puede considerarse el inicio de una segunda etapa del Renacimiento italiano. Miguel Ángel partió de los elementos clásicos de la arquitectura, pero en lugar de disponerlos según el canon, utilizó columnas, frontones y ménsulas de manera expresiva. El muro desapareció, colmatado de elementos arquitectónicos desproporcionados, fuera de escala, y en una organización verdaderamente anticonstructiva, en aparente desequilibrio estructural. En el vestíbulo, la triple escalinata se convirtió en el ejemplo por excelencia de la arquitectura manierista.
El inicio de las obras se había producido en 1525, pero cuando Miguel Ángel dejó Florencia, en 1534, sólo se había construido parte de la sala de lectura. Tribolo, Vasari y Ammannati continuaron con el proyecto, desde las instrucciones verbales de Miguel Ángel. Los escalones centrales se diseñaron convexos y cambiantes en anchura, mientras que los tramos exteriores se construyeron rectos. La escalera parecía derramarse como lava desde el nivel superior y ocupando en exceso el espacio del vestíbulo, casi completamente. El conjunto se convirtió en un elemento inquietante y expresivo como las estatuas del artista italiano.
Escala y poder imperial en el Palacio de Invierno de San Petersburgo
Escalera imperial es el nombre dado a una escalera con vuelos divididos. El primer tramo, el inferior, es central y se divide a media altura en dos tramos simétricos, que vuelven a encontrarse en el piso superior. La escalera imperial es una escalera que recibe al público mostrando ostentosamente una escala descomunal. Se dice que fue en El Escorial donde se utilizó por vez primera.
En 1703, Pedro el Grande ordenaría la construcción de una nueva ciudad, San Petersburgo. La nueva urbe junto al río Neva respondía a un proyecto de occidentalización y expansión del imperio ruso cuyo fin era consolidar al país de los zares en una gran potencia europea. El Palacio que Pedro el Grande se mandaría construir rechazó el barroco de influencia bizantina típico de la arquitectura rusa del momento. En cambio, favoreció un estilo más europeo y de escala monumental.
La Escalera Jordán en el Palacio de Invierno era un punto principal para recibir a los huéspedes, y hacer explícito el inmenso poder de los zares. Después de entrar al Palacio a través de la entrada de los Embajadores, en el patio central, atravesaban la sala de columnas antes de subir por la escalera hasta los apartamentos del Estado. El lujo desproporcionado en el que vivían los gobernantes se refleja en anécdotas como la de que, para servir leche fresca, en el Palacio, junto a los sirvientes, también habitaban unas vacas que permitían disponer de ella en cualquier momento.
Status, mirada, moda y clase social en la Ópera Garnier de París
El 14 de enero de 1854, Napoleón III sufrió un atentado en su recorrido hacia el antiguo teatro de la ópera de París, ejecutado por el anarquista italiano Felice Orsini, del que salió ileso. Ese mismo día, el emperador decidió edificar un nuevo edificio en un lugar distinto, para el cual un acceso directo y seguro sería específicamente diseñado –la nueva avenida de la Ópera. El nuevo teatro sería uno de los elementos más significativos construidos en el marco de la gran reforma de París que promovió Napoleón III –ese conocido proyecto de derribo y reconstrucción supervisado por el barón Haussmann que cambió la imagen de la capital francesa. En 1858 se derribaron 12.000 metros cuadrados de edificaciones medievales para construir la nueva ópera para las compañías de París, de las cuales el gran impulsor había sido un siglo antes, nada más y nada menos, que el Rey Sol, Luis XIV.
Tras un concurso, la propuesta del joven Charles Garnier, de 35 años, que apenas había construido, fue elegida por unanimidad. Tras numerosos obstáculos e interrupciones, el edificio se inauguró en 1875, dos años después de la muerte de Napoleón III, exiliado en Inglaterra. La Ópera de Garnier puede considerarse como la síntesis del estilo Segundo Imperio, y el lugar por excelencia para la pompa de la burguesía parisina. Garnier había diseñado un espacio espectacular y decorado eclécticamente, con gran diversidad cromática. Frente a la indiferencia con la que se trataban las zonas de acceso en teatros de la época, Garnier les confirió gran importancia. Estas escaleras constituían el verdadero corazón de su teatro. Un lugar para dejarse ver y ser visto.
Arte moderno, abstracción y Estado en el Palácio do Itamaraty
El Palácio do Itamaraty, inaugurado en 1970 en Brasilia, es el nombre de la sede del Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil. El edificio se planteó como una presentación de Brasil al visitante. El acceso se realiza por un puente, que salva un enorme estanque ornamental salpicado de plantas tropicales. El Palacio posee una de las colecciones de arte público más grandes de Brasil. El edificio fue diseñado por Oscar Niemeyer, el arquitecto de la ciudad. Athos Bulcão creó las paredes decoradas. Burle Marx diseñó los jardines, con plantas de la región amazónica. Bruno Giorgi talló la escultura Meteoro de mármol de Carrara. En los jardines, esculturas de brasileños como Alfredo Volpi, Bruno Giorgi, Frans Krajcberg, Franz Weissmann, Maria Martins, Mary Vieira, Iberê Camargo, Ione Saldanha, Rubem Valentim, Sérgio de Camargo y Tomie Ohtake.
Dentro de la gran sala principal de 220 metros cuadrados en la planta baja, libre de columnas, una escalera de caracol de 2,3 metros de ancho asciende helicoidalmente. La escalera se despoja de elementos: de la estructura –parece que vuela mágicamente, y de la barandilla. Se convierte en geometría pura, en forma. El Palacio reúne un conjunto de expresiones artísticas abstractas que muestran el esplendor del arte moderno brasileño del momento, que se atesora como símbolo de la nueva capital del Estado.
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