Diez concursos al año, en contextos tan diferentes como Arabia Saudí, Noruega, o las zonas rurales gallegas, pero con especial foco en los programas dotacionales, culturales y educativos. Edificios de nueva planta y también intervenciones en contextos históricos, aunque con énfasis en torno a la rehabilitación de edificios existentes. En AGi architects hemos apostado por el desarrollo de concursos como plataforma de investigación que nos permite investigar y aplicar nuevos conceptos que pueden tener cabida tanto en España como en Oriente Medio.
«Los concursos son procesos de investigación que nos permiten afrontar un proyecto desde perspectivas mucho más abiertas que los encargos directos, que muchas veces vienen determinados por parámetros más funcionales y tradicionales. También nos dan la posibilidad de lanzar líneas de trabajo concretas, o hasta hipotéticas, que nos posibilitan ir un paso por delante», nos cuenta Joaquín Pérez-Goicoechea, socio co-fundador de AGi architects.
Un museo de arte moderno, un centro cultural en una antigua fábrica y un centro de salud con fachada en madera: estos son tres de los proyectos realizados en los últimos meses que todavía no habíamos compartido. Aprovechamos la ocasión para reflexionar junto con Joaquín Pérez-Goicoechea y el equipo encargado del departamento de concursos, formado por Lucía Azurmendi y Laura Guinea, acerca de cómo se aborda este trabajo en la oficina.
A la hora de proyectar, el equipo es constante en cuanto a sus preocupaciones. Lucía Azurmendi señala como siempre se busca que el proyecto responda de forma adecuada al entorno. «Nos preocupa la participación que puedan tener los edificios en su contexto, cómo hacen ciudad. Los edificios perduran en el tiempo, y la sociedad y las ciudades cambian, también lo hace la forma de habitarlas. Por ello, intentamos que exista la posibilidad de adaptación, flexibilidad, no condicionando lo existente a requerimientos que puedan ser pasajeros. Pero a la vez nos interesa dinamizar los programas y hacer a los edificios partícipes de nuevas vidas propias del momento presente. Detectamos los valores del entorno para que nuestras propuestas dialoguen con éste y pongan énfasis en sus puntos fuertes».
Una parte del trabajo se dedica a atender a edificios existentes que van a ser rehabilitados y adaptados a usos contemporáneos o a la intervención en zonas históricas de las ciudades, como fue el caso de la propuesta para la ampliación del Archivo Municipal de Burgos, que resultó ganadora.
Lucía Azurmendi señala cómo el equipo invierte «mucho tiempo en la investigación del lugar, para poder intervenir desde el mayor respeto posible. El patrimonio ha de ser siempre el protagonista y el motor del proyecto. El espacio construido es muy complejo, fruto de la suma de distintos estratos: sociales, culturales, urbanos, infraestructurales, históricos… Es nuestra responsabilidad entender esa complejidad y mediar con ella. Uno de los mayores retos es adaptar los programas, nuevas formas de habitar o la normativa a edificios antiguos. Los nuevos requerimientos funcionales, o la necesidad de adaptar la arquitectura a las nuevas formas de habitarla, podrían transgredir la identidad del edificio o del lugar».
Museo Sara Hildén
El Museo Sara Hildén tiene vocación de integrarse en el circuito global, desde su nueva ubicación en el tejido industrial de Tampere. Para este concurso internacional proyectamos un edificio formado por dos cuerpos separados. La parte baja consistía en un plinto de ladrillo cuya materialidad se relacionaba con la del contexto. Sobre ella un volumen translúcido participaba del skyline de la ciudad.
De esta manera, proyectamos un edificio singular y de aspecto cristalino, como una roca mineral. Su forma se adaptaba cuidadosamente para preservar los árboles existentes, mientras que su fachada los reflejaba. El edificio se relacionaba con el espacio urbano a través de una plaza de esculturas que además recibía al vecindario.
En el interior de este gran volumen cristalino, se crearon tres cajas opacas que alojaban los espacios de exhibición. Estas se proyectaron aisladas y tecnificadas para adecuarse a las necesidades del programa. El espacio interior de las salas de exhibición se diseñó completamente neutral para permitir la mejor calidad expositiva.
Por último, entre estos espacios de exhibición y los límites de la fachada, proyectamos una red de pasillos y plataformas. Estos creaban un recorrido continuo a través de todo el edificio. Y, además, ponían en contexto el museo, acercando el ámbito industrial y natural exterior.
La nube de plataformas creaba diferentes experiencias de aprendizaje complementarias a las que ocurrían en las salas de exposición. También funcionaba como un conjunto de miradores sobre el entorno. Ofrecían unas vistas al jardín tales que daba la impresión de que se podían tocar los árboles. Su espacialidad ligera y delicada creaba una sensación opuesta a la de la rotundidad de las salas.
En todos nuestras propuestas, una de las cuestiones fundamentales es la de la eficiencia energética, hacer que todos nuestros proyectos sean sustentables. Joaquín Pérez-Goicoechea señala cómo «llevamos mucho tiempo trabajando en temas de sostenibilidad, desde una perspectiva muy abierta. Esto significa trabajar con parámetros sociales, culturales, políticos, energéticos, económicos, etc., y desde visiones variadas».
Otro aspecto que caracteriza el trabajo de AGi architects es la diversidad de contextos en los que interviene. Esto, sin duda, da carácter al trabajo del estudio y, como subraya Joaquín Pérez-Goicoechea, «el haber trabajado desde el principio de nuestra carrera en un marco culturalmente periférico respecto a planteamientos occidentales más académicos, nos ha obligado profundizar mucho en el contexto sociocultural de esas sociedades, al igual que la idea de paisaje, o la hibridación de los espacios público-privados, han jugado un rol muy importante como base de muchas de nuestras intervenciones».
Rehabilitación de la Azucarera de Torrelavega como centro cultural
El proyecto para el complejo de la azucarera de Torrelavega parte de la reflexión sobre su identidad estética y cultural. Buscamos mantener y reforzar el carácter industrial original del conjunto, poniéndolo en valor. Por ello, el foco principal del proyecto fueron una serie de intervenciones para clarificar y conservar la arquitectura existente. En consecuencia, se proyectó la demolición de los elementos que habían sido añadidos posteriormente, que dificultaban el entendimiento del conjunto.
En el solar también se propuso una adecuación. La intervención se centró en activar la gran extensión de la explanada frente a la nave principal. Además, quisimos aislar el conjunto de la carretera; y conectar el complejo con la vía verde. El espacio exterior se organizó en cuatro plazas para recibir al público, albergar eventos y realizar actividades al aire libre.
Además, alojamos el programa con necesidades más complejas en nuevos edificios. La materialidad de estas nuevas arquitecturas dialogó con el conjunto histórico a través del uso de materiales contemporáneos que, aunque marcaban una fuerte diferencia, se integraban en el paisaje a través del filtro y del reflejo.
La nave dedicada a la colección demandaba requerimientos técnicos y lumínicos complejos. La resolvimos con una fachada que producía un juego de reflejos del paisaje circundante. La nave de artes escénicas, con unas necesidades espaciales singulares, se diseñó con una fachada pensada como un telón o filtro. En las naves existentes, se respetó la arquitectura original, albergando en ellas programas que no rompieran la forma espacial que las caracterizaba.
Los objetivos del equipo son siempre desarrollar una propuesta coherente con los requerimientos del programa, sostenible y respetuosa con el entorno, aportando a la vez una identidad propia. Laura Guinea explica cómo el proceso de trabajo a la hora de desarrollar una propuesta va pasando por distintas fases. Se inicia con un buen entendimiento de las necesidades del lugar y del cliente, y a partir de ahí, se trata de profundizar en un trabajo de investigación. «Siempre empieza con un trabajo conceptual, con talleres para proponer y discutir ideas y con mucho trabajo de estudio del entorno y del programa».
Tras esta fase, hay una segunda en la que se aplican sobre el lugar muchas propuestas, descartando unas y apostando por otras, cerrando al final una única línea de trabajo. «Pasamos a una fase de concreción y resolución de la propuesta, en la que, si es necesario, tratamos de contar con especialistas que nos ayuden a dar una respuesta coherente. Por último, preparamos la entrega, en la que intentamos potenciar en cuanto a desarrollo y presentación los conceptos principales de la propuesta».
Centro de Salud en Carcastillo
Los conceptos principales detrás del proyecto para el nuevo centro de salud de Carcastillo fueron los de la eficiencia energética y la continuidad urbana.
Esto nos llevó en primer lugar a localizar el proyecto en la parte norte del solar para aprovechar al máximo las horas de radiación. Así, diseñamos un edificio compuesto de tres alas, orientadas a sur, que giraban en torno a un patio central. Además, a través de la parcela se generó un recorrido que conectaba los dos cuerpos entre ellos, cruzando este patio, y uniendo las dos calles con las que limitaba el solar.
Por otro lado, se puso especial atención a la resolución material del edificio. Se optó por oponer dos soluciones materiales diferenciadas: la exterior, relacionada con las fachadas hacia la calle; y la interior, que rodeaba el patio.
El aspecto del exterior estaba compuesto por un zócalo de piedra, y por un cuerpo superior en blanco con huecos sencillos. La piel que cerraba las fachadas del patio se resolvió con vidrio y madera, adaptándose a las distintas orientaciones.
Esta madera se utilizó también para definir los dos accesos, en cada una de las calles, del edificio. Así se reforzó la sensación de continuidad entre las calles y el patio. Todos los materiales utilizados eran locales o de cercanía y con una baja huella de carbono, tanto en su fabricación como en su instalación.
«Con el tiempo y experiencia en el trabajo, se ha ido optimizando el proceso de todo el equipo en el diseño», comenta Lucía Azurmendi. Mientras, una apuesta constante por la sostenibilidad, el entendimiento cultural, el respeto a la arquitectura existente y la conexión con la trama urbana se articulan como bases del trabajo en la oficina. Estas preocupaciones se verán reflejadas en la resolución estética y programática de los concursos.
Gracias a este departamento hemos desarrollado nuevas líneas de trabajo, desarrollando propuestas por las que hemos sido premiados en los últimos años. Recibimos los primeros premios en los concursos para la ampliación del Archivo Municipal, en Burgos; para la rehabilitación de la Lonja de Limpias, en Cantabria; la musealización de 18 castros en Pontevedra; y la rehabilitación del puente medieval de Furelos, en Lugo. Fuera de España, ganamos el primer premio por nuestro proyecto para cinco Ciudades de la Justicia en Arabia Saudí.
Un segundo premio mereció nuestra propuesta para la rehabilitación de la antigua estación de Delicias como Museo del Ferrocarril y el proyecto para el Centro de Arte de las Arquerías de Nuevos Ministerios, ambos en Madrid. En la rehabilitación del Palacio del Capricho como Museo de la Ilustración, recibimos un tercer premio; y una mención en el concurso para nueva biblioteca en Montecarmelo, también los dos en Madrid. Con el tiempo, proyectos como el de Trazas de Pontevedra, la musealización de los 18 castros gallegos, han sido finalistas en el Premio Europeo de Intervención en el Patrimonio Arquitectónico, y ganadores del Premio LafargeHolcim.
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