El espacio del centro comercial es todo un icono del siglo XX. Quizás por ello, el cine y la televisión se han ocupado de retratarlo.
En la tercera temporada de Stranger Things la vida comercial de un pueblo cualquiera llamado Hawkins ha sido radicalmente transformada por el novedoso y luminoso centro comercial. En una de las escenas de la serie, la madre de uno de los protagonistas charla con el sheriff en la tienda de televisiones y radios de Hawkins. Nadie entra y no parece que nadie vaya a entrar. Ante el ayuntamiento se celebra una manifestación en contra del mall, que perjudica al pequeño comercio. El mall de Stranger Things existe en la realidad y se encuentra en Duluth, Georgia. Más tarde, la serie desvela que el colorido edificio postmoderno es sólo la tapadera, literal, de un proyecto que hace peligrar a toda la humanidad, abriendo una vía hacia el Mundo del Revés.
La nostalgia es la emoción que Stranger Things maneja con mayor fortuna. En cuanto a la arquitectura, qué mejor momento que el actual para encontrarle de nuevo la belleza a los espacios posmodernos que se ven representados en la serie.
El centro comercial es un lugar, por otro lado, unido a la adolescencia, tiempo nostálgico por excelencia.
En el mall se reúnen actividades que los adolescentes tienen permitido hacer en un espacio controlado. El cine, la comida rápida, las compras, la bolera. La inolvidable escena en la que Eleven va de compras por primera vez es un homenaje a escenas ya clásicas de Hollywood, a películas como Clueless.
Las primeras galerías comerciales cubiertas fueron las Galeries de Bois de París, en 1786. No puede ser coincidencia que alrededor de esa fecha se incorporase la palabra zoco a las lenguas europeas. En los siglos XVIII y XIX, el colonialismo europeo en África dio lugar a un género de obras literarias y pictóricas europeas llamado orientalismo. Muchas de estas obras fueron ilustradas con grabados de escenas cotidianas, incluyendo escenas de mercados. Como mostró el análisis de Edward Said, Occidente esencializó estas sociedades fabricando una visión de la cultura oriental exotizada, estereotipada y binarista.
En París, las Galeries de Bois se convirtieron en el centro social de la capital francesa. Las galerías comerciales formaron parte de la inspiración de Baudelaire al describir al paseante o flâneur. Walter Benjamin, autor del inacabado Libro de los pasajes, consideraría a éste esencial en la concepción de la vida moderna del cambio de siglo. Los desarrollos técnicos, la luz eléctrica o la construcción en hierro y cristal, y después otros avances, como el envío postal, el teléfono, el ascensor o el neón, no pueden separarse de los nuevos espacios comerciales ni de las nuevas maneras de entender la ciudad que surgieron a partir del siglo XIX.
Y qué sería el Centro Comercial sin las escaleras mecánicas. Si a la presencia espacial de éstas se le suma el suave desplazamiento de las personas sobre ellas, es de esperar, volviendo a la televisión y al cine, que la pantalla las volviera protagonistas de distintas escenas cinematográficas. Así lo son en Rain Man, con Tom Cruise y Dustin Hoffman bajando por las escaleras vestidos de igual manera —aunque en un casino. Las escaleras, esta vez sí, de un centro comercial, también eran protagonistas del enamoramiento de los personajes de la película de Jennifer López, Susan Sarandon y Richard Gere ¿Bailamos?.
Los primeros grandes almacenes abrieron en París en 1852. Seis años más tarde se inauguró Macy’s en Nueva York. El primer mall cerrado se construyó un siglo más tarde, en 1956 en Minnesota, diseñado por Victor Gruen. Con la democratización del automóvil, pero sobre todo, con la construcción de la red de carreteras y el nacimiento de los suburbios se extendió el mall propiamente dicho, primero por Estados Unidos y más tarde por el resto de países.
Otra innovación importante que dio lugar al centro comercial fue la climatización. No habría ni torres de oficinas ni malls sin el aire acondicionado. En conjunto, el siglo XX dio lugar a experimentos arquitectónicos extremos en relación a la climatización, como Biosfera 2, una estructura de dos campos y medio de fútbol de tamaño, construida para formar un ecosistema artificial cerrado en Oracle, Arizona.
Más desarrollos de apariencia inmaterial vinieron de la mano del centro comercial. El inicio de los estudios de la psicología del consumo puede localizarse en la primera mitad del siglo XX. Al autor del primer centro comercial se le ha dedicado el nombre del efecto Gruen: una sensación de desorientación que sufren las personas al entrar en un centro comercial, debido a un diseño deliberadamente confuso que favorece la compra.
Durante los años 80, en los que se ambienta Stranger Things, tuvo lugar la segunda ola del mall. En esta época algunas propuestas arquitectónicas mostraron valores artísticos. Se inauguró el Santa Monica Place en Los Ángeles, que firmó Frank Gehry. El espacio estaba lleno de color, elementos en diagonal y palmeras artificiales.
En España, uno de los primeros grandes centros comerciales fue La Vaguada, construido en 1983. Situado en un contexto urbano, se inauguró con gran oposición vecinal. El artista canario César Manrique junto al arquitecto José Ángel Rodrigo se encargó de su diseño. El edificio buscó la integración de la naturaleza en el espacio, a través de una fachada con láminas de agua y vegetación, la introducción de piedra natural, plantas y de nuevo agua, en interior y exterior. Una cubierta a modo de velas de barco traía a la memoria el mar. Muchos de estos elementos se perdieron en una muy mala remodelación realizada en 2002. Otra reforma afectó también en la década de los 2000 al edificio de Gehry, dejando atrás así dos ejemplos de arquitecturas comerciales de interés.
AGi architects recientemente ha terminado la construcción de Manara Mall, en Kuwait.
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