Los espacios interiores de la ciudad pocas veces son permeables. Definidos como privados, los interiores de los edificios se cierran a cal y canto ante la posibilidad de una actividad que no haya sido previamente reglada. La propuesta de AGi architects para la biblioteca de Montecarmelo buscaba crear un tipo de espacio no consumista, resguardado y equipado que acogiera a la ciudadanía para estudiar, leer, reunirse, hablar, aprender, trabajar y descansar.
La biblioteca define un gran espacio intersticial, «entre», pensado como una plaza pública.
La propuesta para una biblioteca en Montecarmelo, Madrid, es el resultado de un concurso promovido por el Ayuntamiento de Madrid en otoño de 2018, tras la detección de la falta de esta infraestructura en el barrio. El proyecto ha sido premiado con una mención en el concurso convocado por el Ayuntamiento en colaboración con el Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid.
El proyecto se centra en la creación de un tipo de espacio no completamente programado, y abierto a la ocupación por parte de la ciudadanía. Su arquitectura da protagonismo al desarrollo del tejido vecinal y equipa la ciudad para, como señalaban las bases, crear el espacio necesario para el aprendizaje colectivo de la convivencia.
La biblioteca de Montecarmelo se define exteriormente como un volumen rectangular que ocupa prácticamente todo el solar y se eleva dos plantas. Cerrada con un policarbonato celular, su imagen exterior se presenta como clara y sencilla. El material elegido permite, a la vez, controlar la temperatura y favorecer la gestión sostenible del calor. Tras el policarbonato se trasluce una primera planta elevada y las actividades que ocurren en la planta baja.
La definición interior del proyecto es el resultado del trazado de un conjunto de estancias internas, de distintos caracteres, independientes entre sí y distribuidas orgánicamente, flotando, por la planta de la biblioteca. La geometría que define estas estancias es curvilínea, suavizando el contacto entre programas.
Así, al interior resultan tres tipos de espacios. Por un lado, se definen dos estancias que son exteriores, patios, de perímetro redondeado y cerrados por vidrio. Y también, se forman una serie de estancias interiores, salones, con geometrías curvilíneas y volcados hacia dentro de sí mismos. Sus perímetros se construyen en una variedad de materiales, que son más o menos fijos. Y finalmente, aparece un espacio intermedio o “entre”, que queda como resultado o resto de los anteriores.
Este espacio “entre”, es el protagonista de la biblioteca de Montecarmelo y tiene la voluntad de sentirse como un espacio público y abierto a una variedad de usos.
Allí se ubica el acceso, recepción y reprografía, zonas de trabajo y lectura, mesas y espacios de consulta informática, y de esparcimiento y descanso. Es un espacio que invita a la entrada y la ocupación flexible, haciéndolo sentir permeable y generando un lugar más versátil respecto a los programas fijos como la biblioteca tradicional. Este espacio intermedio quiere dar pie al intercambio entre personas, y fomentar el desarrollo de la creatividad.
Por su parte, los espacios “dentro” recogen programas con necesidades más específicas, y en ellos aparecen materialidades diseñadas en consecuencia. El programa de biblioteca más tradicional se ubica en la planta superior. Allí se localizan almacenes, oficinas y espacios de consulta. En esta planta y la baja, salones pequeños se cierran mediante cortinas, sirviendo para reuniones de grupo y de estudio en común.
En la planta baja se han planteado espacios específicos para actividades generadas desde la institución o abiertas a la programación por parte de sus usuarios, que requieren de cierta tecnificación. Así, un salón taller ofrece espacio especialmente equipado para actividades especiales, un salón cueva favorece el estudio en concentración, un salón suave permite la máxima relajación, otro espacio recreativo se equipa tecnológicamente para la conexión con internet. Finalmente, un auditorio se escalona como un cráter en la planta, y se cierra con una cortina acústica, para proporcionar espacio a actividades que van desde las más formales a las improvisadas, y ofrecer espacio de reunión y asamblea a los agentes del barrio.
Generar un edificio comprometido con su sostenibilidad energética ha sido también una cuestión fundamental del proyecto. Se han aplicado estrategias pasivas de control climático para obtener el confort térmico de los usuarios. El policarbonato celular que define el volumen exterior se presenta como un material con impacto energético y medioambiental reducido. Su uso permite un notable ahorro de energía y, al final del ciclo, es completamente reciclable. La fachada es una doble, con el policarbonato al exterior y una piel distinta, según la orientación de cada fachada, al interior. En la biblioteca de Montecarmelo se ha planteado la minimización de las zonas climatizadas, se ha estudiado las prestaciones técnicas de los materiales y se plantea una ventilación controlada y continua dentro de los estándares Passivhaus.
Más información en la web de AGi architects.
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