Desde que Henry Ford utilizó la línea de producción para ensamblar el modelo Ford T en 1913, la industria de la construcción ha buscado la optimización de los recursos mediante la estandarización de los métodos constructivos y sus componentes.
La arquitectura generada por estos procesos es lo que denominamos arquitectura modular.
La arquitectura modular consiste en el diseño y manejo de sistemas compuestos por elementos repetitivos separados (módulos), similares en tamaño, forma y funcionalidad. Éstos pueden conectarse entre sí, reemplazarse o agregarse
El foco de la industria está puesto ahora en la modulación de piezas tectónicas, que permitan una construcción más eficiente y más sostenible. Esta forma de hacer arquitectura tiene ciertas ventajas competitivas, aunque también se le han transferido ciertas connotaciones negativas. La familia, el individuo y los lugares en los que se relacionan, no son elementos replicables en serie, en la manera en la que se producen electrodomésticos. La arquitectura modular tiene como reto en el siglo XXI la “customizacion” de las viviendas sin que esto aumente los precios ni reduzca los estándares de calidad.
Situado en Tokio y diseñado por Kurokawa en 1970, el edificio Nakagin Capsule Tower fue uno de los primeros ejemplos de arquitectura modular, basado en esta filosofía modular prefabricada.
Beneficios de la arquitectura modular
Se trata de una arquitectura tremendamente versátil y personalizable. Versátil en el sentido de que es utilizable en instalaciones permanentes y temporales; además, llega a lugares remotos, en los que construir un edificio convencional no es posible. Personalizable porque su sistema constructivo permite agregar, substituir y eliminar módulos, así como admitir todo tipo de terminaciones.
Las características de los edificios y casas modulares permiten, asimismo, minimizar su huella ecológica en dos sentidos.
Primero, durante la construcción de las mismas; aunque esto depende en gran medida de los materiales y recursos utilizados, la madera por ejemplo es completamente ecológica y reciclable 100%, sí es cierto que al producirse en menos tiempo se emiten menos residuos. Segundo, tras construirse se convierten en edificaciones energéticamente eficientes debido, principalmente, a que las piezas prefabricadas son geométricamente perfectas y encajan con exactitud, lo que implica ahorro en calefacción y refrigeración; no olvidemos tampoco que resulta sencillo añadir sistemas de reciclado de agua o de energías renovables durante el ensamblaje. Con la tecnología y recursos actuales, no existe razón para no conseguir arquitecturas ecológicas que, además, mantengan un lenguaje contemporáneo en cuanto al diseño.
Al construirse en un entorno controlado y con unas pautas estandarizadas, el control sobre la calidad del producto es total y cumple exhaustivamente los criterios marcados para su certificación. Del mismo modo, se consiguen estructuras de precisión geométrica perfecta y de gran resistencia, ya que se utilizan materiales de alta calidad capaces de soportar el transporte al que deberán someterse.
Por último, la sistematización e industrialización de los procesos y el entorno en el que se llevan a cabo, consigue que reducir el tiempo de producción con respecto al de una edificación convencional y, en consecuencia, minimizar los costes.
Tal y como hemos aprendido de nuestras experiencias en arquitectura modular, por ejemplo recientemente con nuestra Camouflage House, esta alternativa es, hoy en día, no sólo viable sino una opción preferible en determinadas ocasiones.
Oficinas modulares dice
Hola,
La respuesta está en la forma en que usamos la modularidad y los objetivos de los sistemas modulares, crear infinitos números de diseños y formas arquitectónicas que podemos crear con un simple conjunto de módulos. Es excelente.