Entre España y Kuwait. La influencia de la modernidad
La independencia de Kuwait respecto de Gran Bretaña en 1961 supuso imaginar una nueva idea de Estado, de un país moderno. Esto tuvo un reflejo muy importante en la nueva arquitectura y urbanismo de Kuwait, así como en la construcción de una memoria oficial de su espacio y sociedad. Y uno de los elementos importantes que se concibieron para ello fue el Museo Nacional de Kuwait, cuya formación comenzó a fraguarse a final de los años 50, como parte del programa del reciente Estado independiente.
La idea de Kuwait como una entidad política había surgido durante el siglo XVIII tras el asentamiento de distintas tribus en el Golfo. El comercio, la pesca y la recolección de perlas eran las actividades económicas que sostenían la vida. La población que se estaba formando se rodeó de una muralla en 1760, un muro que se iría ampliando con el tiempo acogiendo el crecimiento de la ciudad costera. En ese momento, la zona estaba controlada por el Imperio Otomano, pero mantenía cierto nivel de autonomía. La relación con este imperio acabó poco después de que el Sheikh Mubarak Al-Sabah fuera nombrado emir en 1986. Tres años más tarde se firmó un acuerdo de protección con el Imperio Británico que duró hasta la declaración de la independencia ya en el siglo XX.
En los años cincuenta, la ciudad cambiaba radicalmente. Quizá el proyecto más importante fue el Plan Urbano en 1952, de los urbanistas británicos Minoprio, Spencely and Macfarlane, que dio lugar a la demolición de una parte importante de la ciudad vieja. Propusieron un planeamiento directamente ligado a las premisas del CIAM que regían en el momento. La nueva ordenación se basaba en la zonificación de las funciones. La ciudad vieja, con sus habitantes anteriores reubicados, se convirtió en un área para comercios y oficinas. Ocho barrios de viviendas se organizaron a lo largo de la última muralla de Kuwait. Las zonas para la educación, la salud y la industria se asignaron a las periferias.
Mientras, la sombra de la Segunda Guerra Mundial y sus tristes consecuencias habían puesto sobre la mesa el problema del patrimonio cultural. Tras la destrucción masiva de patrimonio durante la guerra, se elaboró un tratado que daba inicio a una agenda política en relación a la herencia histórica y natural. En 1954 distintos Estados firmaron la Convención para la Protección de los Bienes Culturales en Caso de Conflicto Armado en La Haya. Incluía un Protocolo destinado a prevenir la exportación de bienes culturales de un territorio ocupado. En 1969 Kuwait se adhirió. España lo había ratificado en 1960.
La creación de un museo formaba parte del proyecto nacional de modernización. En diciembre de 1959, a petición del Director General de Educación, Kuwait invitó a un experto en museos a formular un programa preliminar para el Museo Nacional de Kuwait, Selim Abdul Hak, Director General de Antigüedades y Museos de Siria. Realizó un informe con las primeras exposiciones del KNM, que reflejaron una cronología histórica de Kuwait y consolidaron los conceptos base de la nación a través de la historia, la geografía y el contexto regional.
En mayo de 1960, se convocó un concurso internacional para el museo estatal en el distrito cultural del Plan Maestro de 1952. Las bases organizaron el museo en cuatro áreas temáticas: «Tierra de Kuwait», que ilustraba la geografía natural de Kuwait; «Hombre de Kuwait», que se centraba en la lengua vernácula tradicional kuwaití; y «Kuwait de hoy y de mañana», que mostraba los avances tecnológicos kuwaitíes. Además, había una sección para exposiciones temporales.
El ganador del concurso fue el proyecto de Michel Écochard, autor del Museo de Antioquía o de la Cité horizontale en Casablanca. Michel Écochard era también un seguidor de las premisas modernas, y un importante miembro del ATBAT-Afrique, un grupo subsidiario del CIAM. Écochard organizó el museo en cuatro edificios de ladrillo con cubierta de hormigón. Eso generaba un recorrido libre que permitía elegir el orden en el que se visitaban los contenidos del museo. Los edificios se conectaban mediante corredores elevados, y un planetario completaba el conjunto.
La arquitectura, cuyas obras no comenzaron hasta 1977 y no llegaron a finalizarse hasta 1983, era una representante del estilo internacional del momento. Su materialidad se caracterizaba por el uso de pilares y vigas de hormigón. Las fachadas de ladrillo estaban decoradas con celosías de bloques de hormigón. El patio que quedaba entre los edificios, se cubría con un parasol que tamizaba la luz y suavizaba el calor. La protección se resolvió mediante una cubierta plana de metal, abierta y ligera, que pretendía crear un «microclima». Estaba elevada 28 metros, apoyada en pilares muy espaciados.
Bombardeado y saqueado durante la invasión iraquí de 1990, el museo perdió muchos de sus artefactos históricos y contemporáneos: esculturas mesopotámicas, monedas, cerámica… Los edificios dañados, durante mucho tiempo, no fueron rehabilitados para que sirvieran de recordatorio de la invasión. Quedó vacío desde la invasión iraquí, con el suelo cubierto de escombros. Finalmente, en abril de 2014, NCCAL y el Pan-Arab Consulting Engineers (Pace) anunciaron planes para reactivar el Museo Nacional de Kuwait.
Ese mismo año se inauguraba la 14 Bienal de Venecia, comisariada por Rem Koolhaas. El equipo curatorial propuso el tema ‘Absorbing Modernity 1914-2014’ como tema de los Pabellones Nacionales. El de Kuwait, comisariado por Zahra Ali Baba y bajo la dirección artística de la puertorriqueña-kuwaití Alia Farid con el título ‘Acquiring Modernity’, exploraba los símbolos de la modernidad en la arquitectura de Kuwait, con especial atención al Museo Nacional de Kuwait de Michael Écochard. Según el catálogo de la exposición, el Museo Nacional provocaba el contraste entre el Kuwait previo al petróleo y el moderno Estado posterior, a través del display de antigüedades, ayudando a la sociedad kuwaití a olvidar el pasado tradicional y aceptar las nuevas formas de vida y el nuevo espacio urbano.
Farid formó un grupo de trabajo para el desarrollo de la exposición, en el cual se encontraba Aisha Alsager, miembro de AGi architects, que formó parte del equipo editorial junto a Hassan Hayat, Sara Saragoça Soares, y Dana Aljouder. En la sala se replicaron las fachadas del museo en grises. La exposición también incluyó una réplica del planetario del museo y una banda sonora grabada en Kuwait.
En palabras de Farid, el Departamento de Patrimonio y Restauración del Consejo Nacional para la Cultura, las Artes y las Letras (NCCAL), a cargo de la conservación, restauración y mantenimiento de edificios de importancia cultural e histórica en Kuwait, se ocupaba de la protección sobre todo de las estructuras pre-petróleo, edificios tradicionales de adobe. Por eso, el proyecto de Venecia se centró en el futuro del patrimonio arquitectónico y alentó a la NCCAL a incluir la arquitectura Moderna asimismo.
En las décadas centrales del siglo XX, la destrucción de la antigua ciudad de adobe dio pie a la construcción de edificios modernos, normalmente por parte de equipos de arquitectura extranjeros. En la actualidad, esos mismos edificios se ven amenazados por su sustitución en nuevos edificios, como ocurre con el caso del Complejo de Al-Sawaber, cuya conservación está siendo solicitada por un equipo de expertos y ciudadanos.
La propuesta del KNM, en sus etapas iniciales de desarrollo, era un símbolo nacional que establecía vínculos entre los ciudadanos y la nación kuwaití. Los museos expresan valores dominantes de una época. Unos conceptos que pueden extrapolarse a otras regiones del mundo.
* Este artículo forma parte de una serie de posts en el blog de AGi architects bajo el concepto “Entre Kuwait y España. La influencia de la modernidad”. Continuará con una segunda parte dedicada al papel de los centros de arte y patrimonio en la España del siglo XX.
Deja un comentario