Ergonomía, ligereza, colores vibrantes. Materiales de origen industrial como el acero o el vinilo se combinan con otros naturales como el mimbre o el ratán en estos excelentes ejemplos de sillas de exterior para el jardín o junto a la piscina diseñadas entre los 50 y 60.
Silla Diamond de Harry Bertoia, 1952
La silla Diamond de Harry Bertoia es un clásico de las sillas de exterior de mitad de siglo. Aúna los materiales de la modernidad como el acero, con formas orgánicas y optimistas propias del diseño californiano de los 50.
Italiano emigrado a Estados Unidos en su adolescencia, Harry Bertoia (1915–1978) se formó en la Cranbrook Academy of Art, donde coincidió con Walter Gropius, los Eames o Florence Knoll. Pronto se convirtió en profesor de joyería y metal en Cranbrook. En 1941 diseñó el anillo de bodas de Ray y Charles Eames.
A mediados de los años 40, Florence Knoll creó un departamento de diseño clave en la firma que había iniciado con Hans Knoll, la más prestigiosa de la posguerra en Estados Unidos, Knoll Associates. Era el Knoll Planning Unit, que reunió a arquitectos como Eero Saarinen, Marcel Breuer y Ludwig Mies van der Rohe, o a escultores como Harry Bertoia o Isamu Noguchi. En 1950 Bertoia comenzó a trabajar allí.
Resultado de ello, en 1952 la marca sacó al mercado una serie de sillas de exterior transparentes y ligeras firmadas por Bertoia. Entre ellas destacaba la Diamond Chair, o modelo 421LU. Se fabricaba con varillas de acero soldadas, curvadas y cubiertas de vinilo o cromadas. Su forma respondía al cuerpo humano. Algo natural para Bertoia, que en los 40 había colaborado con Ray y Charles Eames en el desarrollo de los asientos de madera moldeada, y en el Laboratorio de Electrónica Naval Point Loma, donde investigó diseños ergonómicos.
La Diamond Chair –y sus variaciones, que formaban la Colección Bertoia– se convirtió en un clásico escultórico y aéreo.
Chill de Nanna Ditzel, 1961
La silla Chill de Nanna Ditzel refleja el organicismo y el uso de materiales cálidos y agradables al tacto propios del diseño nórdico de mitad de siglo.
El reconocimiento de las mujeres en el ámbito del diseño moderno fue escaso, sin embargo la diseñadora danesa Nanna Ditzel (1923–2005) pudo convertirse en todo un referente en una escena, la nórdica, que dejó magníficos ejemplos en ese campo. Ditzel se educó en la Escuela Danesa de Artes y Oficios, donde se graduó en 1946. La diseñadora destacó por sus muebles de poliéster y fibra de vidrio de final de la década de los 60. Su trabajo revela un interés por crear objetos cálidos y agradables.
Icónica es sin duda su Hanging Egg Chair, creada junto a su marido Jørgen Ditzel en 1959. Esta silla se caracteriza por su diseño en ratán que envuelve al que se sienta en ella, mientras se balancea suavemente.
Con este material, Nanna Ditzel ya había diseñado otras sillas de exterior e interior. Es el caso de Rana, una silla de tres patas que sacó al mercado en 1951, ocho años antes. También el de Chill, el primer diseño que realizó tras la desaparición de su marido en 1961. Chill es un asiento bajo de formas orgánicas que se combina con un asiento para los pies. Ambos son apilables, y transmiten una sensación de suavidad y relajación que caracteriza toda la obra de Ditzel.
Silla Acapulco, 1950s
También ligera, aérea y veraniega, la silla Acapulco es otro de los grandes diseños de sillas de exterior. De autoría desconocida, la silla nació junto el acantilado de Acapulco “La Quebrada”.
En los años 50, Acapulco vio la apertura de la principal arteria de su puerto, la Avenida Costera Miguel Alemán. En esos mismos años, se inauguraron la carretera Escénica, los primeros hoteles y el aeropuerto internacional. Dotada de estas infraestructuras, la ciudad se puso de moda y se convirtió en un destino turístico para la Jetset. John F. Kennedy pasó su luna de miel con Jacqueline en la ciudad y Elisabeth Taylor contrajo matrimonio con Mike Todd allí.
En esos años, en alguno de los hoteles cercanos al puerto surgió la silla Acapulco. Su autor es desconocido –aunque se dice que pudo haber sido un turista francés que quiso crear una silla más “ventilada” para la canícula. Fue comercializada por Don José Cortés desde 1951 y se multiplicó por la terrazas de la ciudad. Su diseño se inspiró en la técnica que utilizaban los mayas para tejer sus hamacas. Sin embargo las fibras naturales que estos usaban se sustituyeron por cuerda de vinilo. La estructura metálica lacada para exteriores se envolvía con estas cuerdas de colores, dando lugar a una silla muy llamativa y cómoda.
Las sillas de Tropi-Cal de Danny Ho Fong y Miller Yee Fong, 1960s
Las culturas del otro lado del Pacífico se reflejaron en el diseño de mobiliario de mitad de siglo. Materiales naturales y una simplificación modernista de las formas aportaron ligereza a diseños de inspiración tradicional.
En los años cincuenta los Fong iniciaron una industria vinculada al mobiliario. Estos diseñadores y empresarios partieron del diseño tradicional chino e incorporaron el estilo de vida californiano en sus diseños. Fundaron la firma Tropi-Cal, hoy Fong brothers. Danny Ho Fong y su hijo Miller Yee Fong diseñaron numerosas piezas fabricadas con ratán o mimbre. Danny Ho Fong, era un americano nacido en China en 1915 que se había trasladado a la costa de California en 1936. Su hijo Miller Yee Fong había nacido en 1942 en Los Ángeles y se había graduado como arquitecto.
Las sillas se fabricaban en Hong Kong, y algunas de ellas, como la Lotus Chair de Miller Yee, que se sacó al mercado en 1968, se convirtieron en objetos de colección de museos como el LACMA de Los Ángeles. La Wave Chaise, diseñada por Danny Ho en 1966, está presente en la colección del MoMA de Nueva York.
Locus Solus de Gaetana Aulenti, 1964
Un espíritu pop recorre el trabajo de Gae Aulenti, que se refleja en este conjunto de muebles de jardín llenos de color y versatilidad.
Gaetana Aulenti (1927–2012), más conocida como Gae Aulenti, se licenció en arquitectura en el Politécnico de Milán en 1954. Más tarde formó parte del grupo de arquitectos italianos, reunidos en torno a la redacción de Casabella-Continuità entre 1955 y 1965. Ella fue la autora de la conversión del Palacio de Montjuïc en el Museo Nacional de Arte de Cataluña en Barcelona.
Aulenti creó varias series de muebles en toda la década de 1960 para la tienda La Rinascente y más tarde para Zanotta. En 1972 participó en la exposición Italy: The New Domestic Landscape organizada por Emilio Ambasz en el MoMA. El espíritu pop y desenfadado de su trabajo como diseñadora forma parte del movimiento Neoliberty, que se oponía al racionalismo de la Bauhaus.
En 1964 diseñó un conjunto de mobiliario para exterior muy alegre y optimista, en consonancia con la escena italiana del momento. Lo llamó Locus Solus y estaba en principio destinado al Centro Studi Poltronova. Consistía en un juego de mesas y sillas de exterior, con muchas variaciones: banco, banqueta, y una mecedora inolvidable. Todas las piezas eran simétricas y estaban pintadas de colores brillantes. Estaban construidas en metal lacado, a veces incluyendo alegres tapizados.
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